martes, 27 de octubre de 2015

ACTIVIDAD BLOQUE II: SELECCIÓN Y ADAPTACIÓN.


Introduccón:

En esta actividad se nos pide una adaptación del cuento folclórico “Todo tipo de pieles”, que fue narrado oralmente por nuestra profesora. Para empezar diré que personalmente creo que hay que modificar la historia lo menos posible, para mantener la esencia mágica y fantasiosa del cuento folclórico. De esta forma, ofrece a la imaginación del niño nuevas dimensiones a las que le sería imposible llegar por sí solo.
“Para que una historia mantenga de verdad la atención del niño, ha de divertirle y excitar su curiosidad. Pero, para enriquecer su vida, ha de estimular su imaginación, ayudarle a desarrollar su intelecto y a clarificar sus emociones; ha de estar de acuerdo con sus ansiedades y aspiraciones; hacerle reconocer plenamente sus dificultades, al mismo tiempo que le sugiere soluciones a los problemas que le inquietan,  sin disminuirlos en absoluto, y estimulando, simultáneamente, su confianza en sí mismo y en su futuro.” (B.Bettelheim.)
Mi adaptación del cuento folclórico irá dirigida a niños de 9 a 12 años, estando en la etapa fantástico – realista según evolución de los intereses del niño en relación con la literatura de Francisco Cubells. Elegí esta opción ya que, al querer modificar lo mínimo, debía ampliar más el rango de edad. Aparte de esto, Cubells también nos cuenta sus intereses se inclinan hacia un  argumento más dinámico, aventuras en países y pueblos diversos, personajes valientes, descubridores, con los cuales identificarse. Por otro lado, también se encuentran en la etapa de las operaciones concretas de Piaget, ya pudiendo reconocer el significado de los símbolos y el lenguaje figurado, la relación entre hechos y sentimientos, y adquiere el gusto por la aventura.


Esquema de los elementos que debemos mantener:
  1. § La protagonista vivía en su hogar, querida por sus padres. Representa la infancia, en donde estamos protegidos.
  2. § Un suceso cambia la situación en el hogar, muere la madre, desapareciendo la protección y el apego familiar.
  3. § La protagonista crece, se hace mayor, alcanzando la adolescencia.
  4. § No puede cumplir con la petición del padre, demuestra astucia al alargar el tiempo, pero termina huyendo.
  5. § Comienza el viaje iniciático, representando la iniciación de la vida adulta.
  6. §  La encuentran y llega al castillo. Trabaja allí escondiendo su identidad.
  7. §  Hay un evento popular en donde ella se muestra al príncipe.
  8. § Gracias a unos objetos personales el príncipe descubre que era la misma persona que ya trabajaba escondida en el castillo.



Adaptación del cuento folclórico: “Toda clase del pieles”

Había una vez, en un país muy lejano, un rey y una reina que eran jóvenes enamorados. La reina era la mujer más bella de todo el mundo. Sólo había una cosa que no les hacía felices, y era que todavía no tenía descendencia. Un día la reina le dijo al rey que estaba embarazada, inundando de felicidad a todo el reino. A los nueve meses nació una niña preciosa, igual que su madre. A pesar de no ser niño para poder ser el futuro rey, estaban emocionados con el bebé. Desgraciadamente, la reina no se mejoraba del parto, continuaba con muchos dolores y el médico del reino le comunicó al rey que era complicado que lo superara. El rey no se lo quiso ocultar a su mujer, y ella le dejó a su hija tres regalos para que siempre la recordara: su propio anillo de bodas, un colgante de oro con forma de rueca que tenía desde pequeña,  y un abrigo muy especial elaborado con pieles de todo tipo de animales, único en todo el mundo. Le pidió al rey un favor, que cuando su hija tuviera uso de razón, se los entregara a la niña y le hablara de ella.  Al poco tiempo, la reina murió.


Pasaron los días, los meses y los años, y la niña creció. Había heredado la belleza de su madre, preciosa, de cabellos dorados, ingeniosa y lista, aparte de feliz y divertida. El rey la quería y cuidaba, pero desde la muerte de su mujer nunca volvió a ser el mismo, tenía los ánimos bajos y ya no era tan cariñoso con ella. Aparte de esto, dedicaba mucho tiempo a su mandato como rey. Al seguir pasando los años, y su hija alcanzar la adolescencia, sus consejeros le presionaban ya que no tenía un descendente varón. Un día, el rey se sentó a hablar seriamente con su hija  y le comunicó que debían encontrar un príncipe para convertirlo en rey. Sus consejeros, llenos de fríos  intereses intentaban manipular al rey para que su hija se casara con un príncipe de un reino cercano, ya que los pactos eran muy beneficiosos. Y así fue, el rey convocó un evento de encuentro entre los reyes del reino cercano y su hijo varón para sellar el pacto de matrimonio y su consecuente fecha. Esto descolocó totalmente a la princesa, ya que de ninguna manera ella quería casarse sin conocer a la otra persona, y muchísimo menos sin estar enamorada. Intentó hablar con su padre, intentó hacerle entrar en razón, pero el rey no daba su brazo a torcer por las grandes presiones que tenía encima. Demostrando su astucia, a la princesa se le ocurrió una estrategia para alargar el tiempo hasta su obligado matrimonio. Habló con su padre y le dijo que aceptaría el trato si le regalaba dos vestidos para usar en su boda, uno tan dorado como el sol y otro tan plateado como la luna. El rey aceptó la petición de la hija, contento por haber recibido su visto bueno y seguir adelante con los planes de boda.


Los mejores sastres del reino se movilizaron para conseguir las mejores telas, hijos de oro y diamantes para elaborar estos tres magníficos vestidos. La estrategia de la princesa funcionó durante unos meses, pero finalmente, el rey le entregó los vestidos y le comunicó que la boda iba a celebrarse exactamente en 15 días, que no podían esperar más. La princesa cogió los vestidos con una fría falsa sonrisa y se fue. Pensó y pensó durante horas, pero no por mucho más tiempo, ya que su inteligencia la alumbró con un nuevo plan. Huiría la noche antes de la boda. Tuvo tiempo suficiente para prepararlo todo. Metió en una maleta los dos vestidos y sus objetos más preciados, los tres regalos de su madre, el colgante de la rueca, su anillo de bodas y el abrigo de toda clase de pieles para esconderse en su huida por la noche.


(He eliminado el segundo favor que la reina le pide al rey de casarse con una mujer más bella que ella para evitar posteriormente el tema del incesto, en donde el rey le pide a la hija que se case con ella para darle un hijo varón. De esta manera, también los regalos  de la madre a su hija lo modifico levemente incluyendo el abrigo de toda clase de pieles, y eliminando un vestido. Está bastante claro que el tema del incesto hay que eliminarlo porque no es un tema para hablarlo en profundidad con los niños en clase, incluyendo todas las edades. Lo que sí que se debía respetar es el tipo de motivo que lleva a la huida, y es un hecho que a la princesa le obligan a hacer algo que ella no quiere. Opté por un matrimonio obligado, en parte a raíz del enfriamiento de la relación entre padre e hija después de la muerte de la reina. En las edades de 9 a 12 años son temas que comprenden e incluso pueden sentir empatía hacía la protagonista cuando se enfrenta a una situación en donde se nos dice lo que hay que hacer y no queremos, e incluso se puede reflexionar sobre la relación padre-hijo. Mi intención es que la personalidad astuta e inteligente de la princesa se mantenga, ya que los niños se sienten atraídos por personajes valientes y aventureros, como decía Cubells.)


Llega el día de antes de la boda y todos los preparativos están a punto, pero ella también. Cae la noche, prepara su maleta y su abrigo y se adentra por los muchos pasillos del castillo. Ella los conocía perfectamente de sus juegos de niña, sabía por cuales tenía que pasar para evitar cualquier susto. Finalmente llega al bosque y camina alejándose de un destino que no eligió, en busca de otro nuevo distinto. Se intentó alejar lo máximo posible, andaba por las noches para no ser descubierta, y dormía por el día escondida bajo el abrigo. Un día, ya cansada, escuchó perros y gente que cazaba. Se intentó esconder pero los perros la encontraron. Aquellos al ver las pieles creyeron que era un animal y al ver que iba a morir, gritó que por favor la dejaran vivir que estaba perdida, ni sabía quién era ni de dónde venía y que se llamaba “Toda clase de pieles”. Los cazadores trabajaban para otro palacio, para otro príncipe, y decidieron ayudarla, darle de comer, e incluso un trabajo en las cocinas. Allí estuvo varios meses, escondida bajo la capucha de su abrigo, aprendiendo cosas nuevas que una princesa no solía hacer, se mostraba amable, con ganas de aprender, y sobre todo, se sentía feliz de haber tomado aquella decisión. Al  convivir allí tanto tiempo, la princesa comenzó a sentir lo inevitable, se empezó a enamorar del príncipe, pero le daba miedo sacar a la luz su identidad y que la devolviera a su padre.


Una tarde, el príncipe anunció que se celebraría un baile en palacio para que se presenten todas las damas del reino y así elegir esposa  para casarse. La primera noche, la princesa le pidió por favor que la dejara subir a mirar escondida un momento el baile y todos aquellos maravillosos vestidos. El cocinero la dejó pero le pidió que por favor llegara a tiempo para hacerle el caldo de antes de dormir al príncipe. Ella aceptó y salió corriendo a su habitación, se lavó y se puso su vestido tan dorado como el sol. Bailó con el príncipe unos cuantos bailes y se le pasó el tiempo rapidísimo. Evitó cualquier pregunta comprometedora y cuando vio que el baile iba a terminar, se fue sin dar explicación. Volvió corriendo a su habitación, se manchó la cara, se volvió a tapar con su abrigo de toda clase de pieles y volvió a la cocina. El cocinero le pidió que hiciera rápido el caldo del príncipe ya que había llegado tarde. Esta vez el caldo estaría más rico que nunca, ya que ella lo hice con mucho amor. Al subir a la habitación del príncipe ella dejó caer un objeto muy especial, el colgante de oro de la rueca de su madre. Llamó a la puerta, dejó el plato y se fue. El príncipe se percató de que había algo dentro del caldo, le extrañó y lo dejó encima de la chimenea.


A la noche siguiente, la princesa repitió los mismos pasos, pero esta vez se puso su vestido tan plateado como la luna. Estaba radiante, como un personaje mágico.  Bailaron, conversaron, pero esta vez el príncipe fue más astuto y no la dejó escapar tan fácilmente como la noche anterior. La entretuvo tanto con la conversación que consiguió ponerle un anillo de oro suyo sin que ella se diera cuenta. Más tarde, la princesa se dio cuenta de la hora y consiguió volver a escaparse a su habitación para  ponerse rápido el abrigo de todo tipo de pieles y volver a la cocina. Pero ésta vez no le daría tiempo a mancharse otra vez la cara ni las manos. El cocinero le pidió que por favor se diera prisa que tenía que subirle rápidamente el caldo al príncipe. Antes de entrar, dejó caer el último regalo de su madre, el anillo de bodas. Al entrar a la habitación, esta vez el príncipe le pidió que se quedara hasta que se tomara la cena y así se lleva el plato de vuelta. Mientras cenaba, la observaba. Le preguntó qué era lo que había en su plato, si sabía que significaba, pero ella lo negó todo. Él se acercó y le retiró la capucha de su gran abrigo y quedo al descubierto su hermoso rostro. Le dijo que el anillo que había en su caldo era el compañero del anillo que él había dejado caer en su mano en el baile, que ella era la mujer con la que siempre había soñado y que quería pasar con ella el resto de sus días, que le daba igual que fuera cocinera o princesa. Ella le respondió muy feliz que si, le contó su historia y prometió protegerla de su padre. Y fueron felices para siempre.


(Esta última parte del cuento la mantengo fiel al original y simplemente  quito una noche del baile al haber eliminado un vestido y un objeto de la madre. Esto acorta la duración del cuento para que sea algo más ameno. Aún así, es un cuento de una duración media – larga, pero para las edades de 9 a 12 es adecuada ya que ya puede leer textos largos y complejos sin tener freses demasiado largas.)


Conclusión:

Este cuento folclórico se transmitiría oralmente, respetando la forma en la que siempre han existido. Según Vygotsky, el desarrollo mental del hombre tiene su origen en la comunicación verbal entre el niño y el adulto. Así se remarca no solo la importancia de los temas sino también la de la oralidad a la hora de contar un cuento. Especialmente los cuentos de hadas, de fantasías y aventuras, transmiten conocimientos, tradiciones, maneras de ser y de pensar, consiguiendo que se identifiquen con los sentimientos de los personajes.

“En este sentido, los cuentos de hadas tienen un valor inestimable, puesto que Los cuentos de hadas suelen plantear, de modo breve y conciso, un problema existencial. Esto permite al niño atacar los problemas en su forma esencial, cuando una trama compleja le haga confundir las cosas. El cuento de hadas simplifica cualquier situación.”

“Actualmente, como en otros tiempos, la tarea más importante y, al mismo tiempo, la más difícil en la educación de un niño es la de ayudarle a encontrar sentido en la vida. Se necesitan numerosas experiencias durante el crecimiento para alcanzar este sentido. El niño, mientras se desarrolla, debe aprender, paso a paso, a comprenderse mejor; así se hace más capaz de comprender a los otros y de relacionarse con ellos de un modo mutuamente satisfactorio y lleno de significado.” (Bettelheim)


BIBLIOGRAFÍA:

“Psicoanálisis de los cuentos de hadas” Bruno Bettelheim
“Evolución de los intereses del niño en relación con la literatura.”Francisco Cubells.

“El desarrollo de los procesos psicológicos superiores” Vygotsky